“Qué oso andar en transporte público donde la gente huele mal, como que uno no se puede sentar cómodo; neta, no sé cómo le hacen y así sin aire acondicionado ni nada, ¿ya sabes? Yo mejor llamo a mi chofer esperando que me traigan la suburban, no uno de los coches viejos”.
Cada quien, en su mente, le habrá puesto al anterior enunciado el acento fresa que corresponde y se habrá molestado de sólo pensar en esas personas que tienen estas actitudes con los demás, a todas luces pedantes y prepotentes.